El 4 de junio de 2012 cayó en manos de los policías que patrullaban en las inmediaciones del parque Infantil de San Salvador un hombre armado que respondía al nombre de Héctor Antonio Mendoza Martínez, en poder de una pistola marca Taurus, 9x19 mm que escondía entre sus ropas.

La pistola empleada para matar a 23 personas

Esta acción preventiva muy frecuente de la Policía que, no obstante de ser determinante para mantener la tranquilidad ciudadana, carece de interés noticioso ponía fin –como se supo posteriormente- a una cadena de 23 asesinatos que los pandilleros cometieron en un lapso de poco más de dos años con el arma ahora confiscada.
Entre el 22 de enero de 2010 y el 6 de febrero de 2012 los terroristas acribillaron a tiros a 21 hombres y 2 mujeres, e intentaron asesinar a otras 4 personas, mayormente en el área rural de diversos municipios del paracentral departamento de San Vicente, entre estos Apastepeque y la cabecera homónima, y en la municipalidad de San Isidro del vecino Cabañas, empleando la pistola decomisada a Mendoza Martínez.
Tal como lo ordenan los protocolos de actuación de una policía profesional, el arma de fuego incautada ese 4 de junio de 2012 fue marcada, embalada y etiquetada, garantizando la correspondiente cadena de custodia, y fue enviada por los agentes captores de seguridad pública de la Delegación de San Salvador a la División de Policía Técnica Científica (DPTC) de la corporación.

La DPTC es una de las divisiones que, por su personal altamente capacitado que la conduce e integra y la dotación de herramientas tecnológicas de las que dispone, hace que la PNC se precie de competir con las mejores policías del mundo en torno a brindar una respuesta oportuna y de alta confiabilidad en materia de prueba y evidencia física de hechos, entre otros, donde se encuentran involucradas las armas de fuego, pruebas que son requeridas por las autoridades judiciales e investigadores para resolver adecuadamente un crimen.
Uno de estos instrumentos de alta tecnología es el Sistema Integrado de Identificación Balística (IBIS, por sus siglas en inglés) en donde los peritos policiales de la DPTC almacenan las características microscópicas de los proyectiles y las vainillas utilizadas en la comisión de un crimen, como el estriado (surcos o canales) y la huella que deja la aguja percutora, el eyector y el cierre de recámara del arma de fuego, corta o larga.

Para la fecha del decomiso del arma de fuego, es decir ese 4 de junio de 2012, los peritos de la DPTC ya habían almacenado de forma diligente en el sistema las características de 22 balas y 228 casquillos de los 23 asesinatos, de tal forma que cuando introdujeron a la base de datos las particularidades de la Taurus 9x19 mm, el programa advirtió de la coincidencia con los registros de la huella balística correspondiente a la más de la veintena de homicidios.

En fechas posteriores la DPTC remitió el hallazgo a las respectivas unidades de investigación a cargo del esclarecimiento de los crímenes. Uno de los condenados por uno de estos casos fue el propio Mendoza Martínez quien en 2016 fue sentenciado a purgar 35 años de cárcel.

La pistola con la que se cometieron 11 asesinatos
 
El 15 de junio de 2009 una patrulla policial incautó en el municipio de Cuscatancingo una pistola marca CZ calibre 9x19 mm en poder de un pandillero.
De la misma forma que se procedió con el arma incautada en las inmediaciones del parque Infantil, la sección de Balística de la DPTC analizó la pistola decomisada en Cuscatancingo e ingresó al sistema IBIS sus particularidades. 
De inmediato el programa reveló la relación del arma con 11 asesinatos ocurridos durante 10 meses, entre el 12 de junio de 2008 y el 29 de abril de 2009, en contra de 10 hombres y una mujer, en su mayoría a las afueras de los municipios de Rosario de Mora y Panchimalco, entre estos el reportado dentro de un autobús el 20 de agosto de 2008 sobre la carretera a Panchimalco, y el de un hombre que resultó lesionado de gravedad en el cantón La Loma de Rosario de Mora el 16 de marzo de 2009 y que fue trasladado de urgencia al hospital Rosales de San Salvador, donde falleció a causa de las heridas.

DPTC: Cada rastreo representa un arma de fuego
 
De acuerdo con el inspector jefe Alfredo Segura, de la DPTC, desde el año 2008 en que la PNC cuenta con el IBIS a la fecha se cuenta con un archivo de 64,942 casquillos y proyectiles ingresados, dispuestos a ser relacionados con las evidencias recolectadas en una escena del delito.

Se cuenta con 1,081 rastreos balísticos relacionados con 3,263 casos, es decir de que cada rastreo representa un arma de fuego y estas a su vez se hallan vinculadas con 3,263 hechos que dejaron una o más víctimas.
De esas 1,081 armas rastreadas el oficial aseguró que se cuenta con la identificación de 649 armas de fuego. 
Segura detalló que solo en lo que va del año 2018 se han realizado 2,887 informes periciales de casos finalizados y se han analizado 622 armas de fuego, entre estas pistolas, escopetas, carabinas y fusiles.

“Como resultado de este análisis, de la relación de los casos con los casquillos y las armas de fuego se han tenido resultados efectivos como la incautación en 2009 de una pistola relacionada con 11 homicidios ocurridos en Panchimalco y Rosario de Mora; y la de otra pistola en 2012 en el centro de San Salvador vinculada con 23 asesinatos y 4 homicidios tentados” dijo el oficial.

Recordó, además, que el rastreo balístico fue determinante para resolver el caso conocido como la masacre de Opico, que resultó en la condena centenaria de los pandilleros involucrados en la muerte de 11 personas a las afueras de San Juan Opico, La Libertad, en marzo de 2016.

Segura agregó que también se hace un rastreo de los equipos matriculados y que registra la División de Armas y Explosivos (DAE) de la PNC, para comprobar su participación en un hecho delictivo.