Pese a las amenazas de su propia pandilla “El Gatillero” aún le colaboraba en el Bo. Santa Anita

No tiene dónde vivir. El joven gatillero ha llegado a “encaletarse” (esconderse) a un mesón del barrio Santa Anita, en el sur de la capital, un sector donde delinque una división de la pandilla 18, ante algunos de cuyos miembros ha caído en desgracia desde que dio por perdida un arma de fuego de alto calibre que empleaban los terroristas.

Ahí en el deteriorado conjunto de cuartos lo observan hacer “los tres tiempos” (comer) junto con algunos adolescentes menores que él, quienes le hacen compañía mientras diluyen el tiempo fumando droga, rodeados de una derruida colchoneta, un cúmulo de ropa y una pequeña bocina donde suena ocasionalmente alguna balada. Una que le recuerde a Verónica, el nombre que lleva tatuado en la espalda.

Se dice que el arma se la “ganaron” (arrebataron) sus mismos compinches de la clica Ivusa de la 18R.

Sin embargo, a pesar del “hurto” y de las amenazas a muerte en su contra de parte de la célula, Samuel Alexander T.O. (17) mantiene su colaboración hacia la misma agrupación criminal.

Ayer miércoles cuando lo atrapó una unidad de la Sección Táctica Operativa (STO) de la Policía mientras posteaba sobre la calle principal de la colonia San Antonio, del barrio antes apuntado, llevaba consigo un encargo de la pandilla consistente en tiros de escopeta y marihuana.

Samuel, junto con el decomiso, será puesto de inmediato en manos del juzgado correspondiente, donde enfrentará un proceso acusado del delito de posesión y tenencia.