El ex sacerdote chileno Fernando Karadima, condenado por el Vaticano en 2011 por múltiples acusaciones de abuso sexual, murió a los 90 años en una residencia para adultos mayores debido a múltiples enfermedades.

El notable fallecimiento se registró la noche del domingo, a causa de una “bronconeumonía, insuficiencia renal, diabetes mellitus e hipertensión arterial”, señala el certificado de defunción que fue obtenido por la agencia AFP.

Karadima fue hallado culpable por el Vaticano de varios cargos de abuso sexual. Inicialmente fue sentenciado a una vida de penitencia y oración, pero en 2018 el papa Francisco lo expulsó de la arquidiócesis de Santiago, el castigo más fuerte que ha impuesto la Iglesia Católica.

La historia de abusos de Karadima es una de las más emblemáticas en Chile por la influencia que el entonces sacerdote tenía dentro de la Iglesia y con las élites políticas y económicas de Chile.

Declaraciones de sus víctimas, que eran adolescentes entre 1980 y 1990 lo describieron como un cura que se les acercaba maravillándolos con una supuesta visión única, un “don” para hacerlos ingresar en el reino de Dios. Lo que encontraban eran abusos sexuales de los que después él los culpaba.

En el ámbito penal, el presunto agresor nunca fue imputado porque la Justicia chilena consideró prescrita la causa penal, pero en 2019 ordenó a la Iglesia local pagar una indemnización de 450.000 dólares por “daño moral” a tres de sus víctimas: James Hamilton, José Andrés Murillo y Juan Carlos Cruz.

Las tres víctimas publicaron un comunicado conjunto en el que manifestaron: “Ha muerto Fernando Karadima, ex sacerdote católico que abusó sexual y espiritualmente de muchas personas, entre ellas, nosotros. Todo lo que teníamos que decir de Karadima está dicho. Él era un eslabón más en esta cultura de perversión y encubrimiento en la iglesia”.

Y añadieron: “Nosotros estamos en paz y sólo nos mueve seguir luchando para que estos crímenes no vuelvan a pasar y por tantas personas que lo han vivido y que aún no tienen justicia”.