“Estos son grandes entierros” exclamó el hombre de bastón y sombrero frente al cementerio de San Juan Opico

“Estos son grandes entierros” exclamó –a modo de cierre, con contundencia- el hombre alto de sombrero mientras se levantaba de la improvisada banca donde permaneció sentado durante varias horas a la entrada del cementerio municipal de la ciudad de San Juan Opico, en el central departamento de La Libertad.

Llegó para acompañar por última vez a quien en vida fuera su vecino, el policía William Edgardo Lemus Chacón, y posteriormente observar como el féretro con sus restos se perdía entre cruces y tumbas, seguido de cientos de personas que llegaron de diferentes puntos de la municipalidad y del país.

Ni la insuficiencia renal que lo aqueja, ni la sordera casi total en la que le ha devenido el padecimiento, como tampoco el verse obligado a auxiliarse de un bastón para caminar fueron impedimentos para acudir la tarde de este domingo 4 de febrero al campo santo y ser testigo, junto con su mujer que permaneció sentada junto con él, de las honras rendidas por las autoridades de la Policía y del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública (MJSP) al agente fallecido el viernes pasado.

“Él era un predicador, nosotros lo conocimos desde pequeño” ratifica ella con gravedad la aseveración hecha en voz alta de su marido, al que ayuda a ponerse en pie mientras detalla que, a raíz de la enfermedad de su esposo, se vieron obligados a cambiar de residencia y dejar el cantón Valle Nuevo, donde vieron crecer a Lemus Chacón.

“Él fue un hermano que supo servir a Dios y servir en el sistema (policía)” aseguró, por su parte, un hombre mayor que se distinguía de entre la multitud por su silla de ruedas, desde donde se mantuvo observando, con respeto, las exequias de los restos del hombre que él formó como líder de un ministerio religioso de la localidad.

“Por sus obras los conocerán y eso es lo que hemos visto hoy con tanta gente que le conocía” subrayó desde el costado polvoriento de la entrada del cementerio este catequista, mientras se acomodaba en la silla de rueda y explicaba que a causa de la diabetes le amputaron un pie.

El hombre aseguró que fue formador de Lemus Chacón en la parroquia de San Juan Opico, desde la que se atiende la ermita de Valle Nuevo, en donde el ahora fallecido participó activamente en el ministerio congregacional de parejas.

William Edgardo Lemus Chacón (42) integraba una patrulla de la Sección Táctica Operativa (STO) de la Delegación de la PNC de San Salvador que el pasado viernes acudió en auxilio de un grupo de investigadores que fueron atacados a tiros por pandilleros que se hallaban parapetados dentro de una casa de un asentamiento precario, San Patricio, situado sobre una pronunciada pendiente en el sur de la capital.

Como producto del ataque falleció el agente, mientras que ocho de sus compañeros resultaron heridos. También perdieron la vida dos de los terroristas, capturados dos de los agresores y las autoridades decomisaron dos armas de fuego.

El agente Lemus Chacón deja a un hijo menor de edad, su esposa y su madre, quienes constituían su grupo familiar.

Precisamente para la madre de William Edgardo, el director general de la Policía Nacional Civil (PNC), comisionado Howard Augusto Cotto, dirigió una parte de su alocución frente al féretro, al reconocerle como la que hizo de su hijo un hombre de valor, de muchos principios, de mucha dedicación, sacrificio y solidario ante todo “somos nosotros los que portamos este uniforme los que somos llamados a acudir a los lugares de peligro”.

“Cuántas vidas hemos salvado, de personas que nunca hemos conocido, que no sabemos quiénes son, compañero que han puesto en riesgo su vida, han salido lesionado, han fallecido, salvando la vida de alguien a quien nunca conocieron” enumeró el alto jefe.

“Esa es la fibra con la que estamos hechos” aseguró y “esa fibra de la que fue hecho William Edgardo, tenemos que agradecérselo a mujeres como la madre y esposa de William Edgardo”, reconoció el jefe de la Policía.

“Es realmente gratificante del corazón cuando uno ve la gran concurrencia de personas a actividades tan lamentables” resaltó, de igual forma, el director, al dirigirse ante los cientos de amigos y vecinos que acuerparon a la familia del agente que debieron de recorrer unos 3 kilómetros desde la ermita, donde fueron velados sus restos, hasta el cementerio.

Acompañado del ministro de Justicia y Seguridad Pública, comisionado Mauricio Ramírez, y casi en su totalidad del mando estratégico de la Policía, oficiales, sargentos cabos y agentes “el alma, el motor y corazón de nuestra institución” el comisionado Cotto destacó, asimismo, la “masiva presencia” –que agradeció- de los miembros de la Delegación Centro, específicamente de la STO, donde Lemus Chacón se hallaba destacado al momento de su muerte.

“Este es un mensaje claro de unidad, de solidaridad y admiración” afirmó el jefe policial, al concluir su mensaje y acercarse a abrazar a la madre, quien sostenía con sus manos una fotografía de su hijo en uniforme, la viuda, y dar paso al ataúd.