El Gobierno de El Salvador, a cargo del entonces presidente Alfredo Cristiani, y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) colocaron fin hace 29 años a un conflicto armado con la firma de los Acuerdos de Paz en el Palacio de Chapultepec, Ciudad de México.

La firma de los acuerdos de paz permitió la desmilitarización de las fuerzas combatientes y su incorporación a la vida política nacional.

La edificación de la paz dejó tras sí 75.000 muertos, 8.000 desaparecidos en El Salvador que sufrió las consecuencias, con escuadrones de la muerte que asesinaban y amedrentaban a las poblaciones más afectadas.

El líder histórico del FMLN, Handal Schafik, comentó ese día que “los Acuerdos han abierto el camino y el método de la concertación económica social para encontrar y pactar soluciones que permitan compartir los costos de la guerra y de la posible crisis del inicio de la paz”.

Hace 29 años, no solo se firmó el silencio de las balas entre la guerrilla y el Ejército. También se empezó a construir un sistema democrático y una institucionalidad garante de los derechos humanos. Las instituciones estatales defendían, preservaban y fortalecían a los ciudadanos y sus libertades.

La vida en paz y democracia después de los Acuerdos de Paz ha tenido diversas circunstancias en condiciones opuestas a las vividas durante el conflicto armado de El Salvador.

Prueba de ello es ver en quienes piensan diferente a adversarios y no enemigos. En fin, una democracia. Eso es a lo que se abrió la puerta ese 16 de enero de 1992 con los acuerdos de paz que puso fin a muerte entre hermanos salvadoreños que perseguían sus sueños de vivir en un país justo.

Sin embargos los efectos luego de la guerra de El Salvador dejo consecuencias en donde los salvadoreños optan por emigrar de manera irregular para buscarse nuevas oportunidades fuera de sus fronteras.

La democracia ha tenido un panorama inesperado con un ambiente político y opiniones diversas, donde la construcción del futuro.

Dentro de los hechos históricos de la guerra optaron por el camino largo sin negociar formas diferentes de pensar que en ese momento eran irreconciliables. Sin embargo, al finalizar la guerra sangrienta heredaron un inicio de la institucionalidad del país con políticas públicas diseñadas para levantar a los más vulnerables.

Por lo tanto, la política estableció la democracia con servidores públicos y conformando partidos políticos para que la población contara con la opción de elegir el destino de un país frágil que dejo la guerra.

Eso no existía antes de los Acuerdos de Paz y es complicado pensar quién pudiese querer volver, a menos que añore los privilegios dictatoriales de ese “antiguo régimen”.