Al menos 154 personas murieron y muchas más resultaron heridas el sábado en una estampida de miles de personas aglutinadas en las estrechas calles de un barrio de Seúl, la capital de Corea del Sur, para celebrar Halloween. Entre las víctimas hay 19 extranjeros. La aglomeración y estampida ocurrieron en el popular distrito capitalino de Itaewon, donde medios locales indican que hasta 100,000 personas llegaron la noche del sábado, colmando sus estrechos callejones y calles sinuosas.

El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, declaró el domingo un período de duelo nacional y dijo en un mensaje por televisión que fue “una tragedia y un desastre que no debió ocurrir”.

Aseguró que el gobierno hará una “investigación rigurosa” de las causas y emprenderá acciones para “asegurar” que un suceso como este “no se repita en el futuro”.

“Tengo el corazón encogido y me resulta difícil contener mi dolor”, añadió en una alocución televisada el presidente, que acudió al lugar de la tragedia el domingo por la mañana, vestido con un chaleco verde de emergencia.

Testigos relataron cómo la gente intentaba salir de la sofocante aglomeración, apilándose unos encima de otros mientras paramédicos, abrumados por el número de víctimas, pedían a los transeúntes que les ayudaran a brindar primeros auxilios.

“Había tanta gente empujándose, yo quedé atrapado en la primera multitud y al principio no podía salir”, relató Jeon Ga-eul, de 30 años, “Se sentía que iba a ocurrir un accidente”.

El departamento de bomberos dijo que al menos 154 personas, incluidos 19 extranjeros, murieron en la estampida ocurrida a alrededor de las 22H00 (13H00 GMT).

Choi Seong-beom, del departamento de bomberos, explicó que “el elevado número de víctimas se debió a que muchos fueron pisoteados durante el evento de Halloween” y dijo que el balance de muertos podría aumentar.

Imágenes mostraron numerosos cuerpos tendidos en la calle cubiertos por mantas o mortajas improvisadas, mientras los socorristas con chalecos anaranjados cargaban cadáveres a las camillas para llevarlos a las ambulancias.

“Las personas caían apiladas unas encima de otras como en una tumba. Algunos perdían gradualmente el conocimiento y otras parecían muertas en ese momento”, señaló un testigo a la agencia noticiosa Yonhap.