La erupción enterró la aldea tras una avalancha de lava, piedras, lodo con un enorme manto de 3 metros de cenizas, cubriendo San Miguel Los Lotes de gris y dejando un panorama desolador.
En lo que era una aldea de montaña ahora solo quedan escombros, vehículos dañados, árboles arrancados, y un río de lava convertido en un camino de ceniza.
La mayoría de las 69 víctimas mortales de la erupción se han producido en esta "zona cero".