El Papa acepta pasar de la retórica a “medidas concretas y eficaces”

Francisco entrega un documento inicial de 21 puntos a los 190 participantes de la cumbre contra los abusos para trabajar en un cambio de paradigma. Los activistas ven insuficiente la propuesta.

El Papa acepta pasar de la retórica a “medidas concretas y eficaces”

 Acababan de sentarse en sus butacas. Apenas habían podido rezar y saludarse. Pero tuvieron que escuchar aquella voz en off disparando a bocajarro la verdad. “Desde que tenía 15 años mantenía relaciones sexuales con un sacerdote. Duró 13 años seguidos. Estuve embarazada tres veces, y las tres él me hizo abortar. Simplemente porque no quería ponerse un preservativo ni un método anticonceptivo”. Luego llegaron las de cuatro víctimas más de otros cuatro continentes. También la de un sacerdote violado cuando era un adolescente y la de un chico al que volvieron loco. “Lo primero que hicieron fue tratarme de mentiroso, darme la espalda y decir que yo y otros éramos enemigos de la Iglesia”.

La jerarquía eclesial agota el surtido de mecanismos para seguir encubriendo los crímenes sexuales cometidos sobre sus fieles durante décadas. Hombres y mujeres a quienes sus abusadores descuartizaron el futuro y que descubrieron el significado del mal entre los bancos de una Iglesia. Como la africana con cuyo testimonio comenzó este jueves la histórica cumbre sobre la pederastia en el Vaticano y que fueron obligados a escuchar en el salón del sínodo del aula Paolo VI los 190 líderes religiosos que aguardaban el discurso inaugural del Papa.

El tiempo se agota y el juicio a sus palabras cada vez es más severo. “Os he convocado para que todos juntos nos pongamos a escuchar el grito de los pequeños que piden justicia”, señaló el Papa al inicio de una cumbre que difícilmente contentará a las víctimas. Pero este jueves, tras muchos meses de retórica catártica, dio en algún momento la sensación de que, al menos, nada podría volver a ser igual en la Iglesia.

El documento, distribuido a todos los obispos, incluye medidas como la creación de una suerte de defensor de las víctimas en las diócesis.

Las reivindicaciones más exigentes de las víctimas no están en este “punto de partida”, El español Miguel Hurtado, abusado en 1998 por el monje de Montserrat Andreu Soler, fue muy crítico. “Los puntos de reflexión que el papa Francisco ha dado a los obispos son muy, muy flojos. No incluyen la tolerancia cero, no dice que todo cura que ha abusado de un menor tiene que ser expulsado inmediatamente del sacerdocio, no habla de mecanismos de rendición de cuentas para que los obispos encubridores o el abad de Montserrat (acusado de encubridor)

Algo que, en parte, reconoció el arzobispo de Bogotá, Rubén Salazar, en la última ponencia del día. “Tenemos que reconocer que el daño no lo hacen los de fuera, sino que los primeros enemigos están dentro de nosotros, entre obispos, sacerdotes y consagrados, que no han estado a la altura de nuestra vocación”. Una obviedad para las víctimas, que esperarán al domingo para emitir su veredicto.

El Papa acepta pasar de la retórica a “medidas concretas y eficaces”