En Turquía, una mujer de Ankara solicitó el divorcio de su esposo debido a su descuido extremo en cuanto a la higiene personal. Los abogados de la mujer argumentaron que su esposo no se bañaba a diario, usaba la misma ropa durante varios días seguidos, se cepillaba los dientes solo una o dos veces por semana y constantemente olía a sudor.
El tribunal, tras evaluar el caso, concedió el divorcio a la mujer y ordenó al esposo pagar una compensación de 500.000 liras turcas (aproximadamente 16.500 dólares) por el sufrimiento causado debido a su falta de higiene. Este caso destaca una situación inusual en el ámbito legal, donde la falta de higiene personal fue la razón principal para la separación matrimonial.