El nuevo texto indica ahora que la pena de muerte es "inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona".

La iglesia católica había permitido esta práctica durante siglos, pero a partir de la llegada de Juan Pablo II la posición empezó a cambiar y lo justificaba solo en casos extremos.

El papa Francisco siempre se mostró contrario a la pena de muerte, que calificó de "humillante", como ya expresó en 2016:

"El mandamiento de "no matarás" es un valor absoluto y se aplica a todos, al inocente y al culpable. Incluso los criminales mantienen el inviolable derecho a la vida, un regalo de dios. Hago un llamamiento a la conciencia de los gobernantes con el fin de que establezcan un consenso internacional para la abolición de la pena de muerte.

Según un informe de Amnistía Internacional el mayor número de ejecuciones el año pasado se produjeron en China, Irán y Arabia Saudí.