Un mastodonte de 56 metros de altura, 105 de ancho y 121 de profundidad, en un área de 100.000 metros cuadrados, se levanta en el barrio de Brás, una de las zonas populares de São Paulo. Se dice que su inspirador, el magnate de la comunicación y fundador de la evangélica Iglesia Universal del Reino de Dios, Edir Macedo, trajo piedra de Jerusalén para construir esta réplica del templo de Salomón, con capacidad para 10.000 fieles. Este pasado viernes, cuando la lluvia amenazaba con sacudir la primera hora de la tarde paulista, apenas 1.000 acudieron al culto.
En el interior, al que se accede por un aparcamiento subterráneo después de dejar los teléfonos móviles a buen recaudo y pasar por un control de metales, seis menorás (candelabro de siete brazos de la cultura judía) lucen imponentes en cada pared, mientras desde varias pantallas se difunden versículos de la Biblia antes de que comience la ceremonia, en la que el pastor celebrará los logros de un exorcismo la semana anterior. Antes, todos los fieles realizarán una plegaria. El eco por la falta de gente y el ímpetu permiten escuchar los pedidos de una mujer: por su familia, sus allegados. Por Brasil.
Este domingo, a primera hora de la mañana, cuando los colegios electorales apenas abrían, el ambiente en torno al templo era de quietud. Los alrededores se parecían más a un erial que aún se prolongaba la noche del sábado. Los guardianes del templo, hombres enfrascados en abrigos negros que impiden siquiera que alguien ponga un pie en un bordillo, se mostraban impertérritos ante la votación: "Aquí no se habla de política".
"Bolsonaro es un candidato que tiene la agenda que nosotros defendemos, tiene una vida limpia y patriota. ¿Por qué no apoyarlo?", se pregunta retórico el pastor Silas Malafaia, de la Victoria en Cristo, una vertiente de la Asamblea de Dios. Cuando se le pregunta por las actitudes racistas, machistas y homófobas de Bolsonaro, el pastor responde que son acusaciones "de lo más ridículas". "Fue la izquierda brasileña quien apoyó con fuerza toda esa basura moral, como la ideología de género o el beso gay en la novela de las seis de la tarde".