El universo político de Estados Unidos atraviesa estos días la tormenta que causó la decisión del presidente Donald Trump de despedir al director de la Oficina Federal de Investigación (FBI), James Comey, este martes.
Sin embargo, se anticipa que será una tempestad que tardará en calmarse por el carácter casi inédito de la decisión: es la segunda vez en la historia que un presidente estadounidense cesa en sus funciones a un director del FBI, desde la creación de este organismo en 1908.
La primera ocasión fue en 1993, cuando el entonces presidente Bill Clinton decidió destituir a William Sessions ante las serias acusaciones de violación a la ética del cargo, tales como el uso del avión de la entidad para asistir a reuniones personales.
"A los directores del FBI se les da un mandato de 10 años con el fin de mantenerlos aislados de los cambios políticos. Es muy raro que sean despedidos", escribió el analista político Julian Borger.