El Papa siente “dolor y vergüenza” por los abusos sexuales de la iglesia chilena

Los escándalos y la inacción de la cúpula eclesiástica ante las agresiones han devorado la imagen de la Iglesia

El Papa Francisco quiso entrar de lleno en el asunto más delicado de su visita a Chile desde el primer discurso. "Siento dolor y vergüenza ante el daño irreparable causado a niños por parte de los ministros de Iglesia", clamó el Pontífice en su primera intervención pública, en el Palacio de La Moneda, ante la presidenta Michelle Bachelet y su sucesor, Sebastián Piñera.

Los escándalos han devorado la imagen de la Iglesia sobre todo desde el estallido en 2011 del caso Fernando Karadima, un sacerdote condenado por abusos prolongados a adolescentes y jóvenes de clase media acomodada y familias muy conocidas y tradicionales de Santiago.

La crisis ha hundido el apoyo a la Iglesia, que ya venía bajando, hasta convertir Chile en el país con menos personas que se declaran católicas de toda Latinoamérica.

Este es uno de los asuntos centrales de un viaje pensado para tratar de revitalizar, con la figura del Papa argentino, que genera pasiones en todo el mundo, una iglesia con problemas graves.

Las víctimas de  Karadima han intentado que el Papa les reciba, hasta ahora sin éxito. Ellos le reclaman que destituya al obispo de Osorno, Juan Barros, que era una persona de máxima confianza de Karadima durante años, y según las víctimas conocía y toleró los abusos, aunque él no fue un abusador. Pero Francisco ha defendido en varias ocasiones al obispo, asegurando que no hay pruebas contra él.