Casi cuatro millones de mexicanos y centroamericanos se verían obligados a dejar sus hogares por la subida del nivel del mar y la menor producción agrícola, según el Banco Mundial
El cambio climático, tantas veces relegado a un segundo plano en favor de debates de corto plazo y escaso recorrido, es el gran reto económico y social del siglo XXI. Es una amenaza existencial, como alerta la directora general del Banco Mundial, Kristalina Georgieva: la crecida de los océanos por el derretimiento de los polos, la destrucción por las tormentas o las sequías van a provocar que comunidades enteras se vean forzadas a desplazarse a zonas en las que su supervivencia sea más viable.
La situación será particularmente grave en América Latina, donde hasta 17 millones de personas tendrán que migrar dentro de su propio país, y, muy especialmente, en México y Centroamérica, donde hasta cuatro millones de ciudadanos se verán forzadas al destierro interno. En todo el mundo esa cifra ascenderá, según los cálculos de la organización internacional, a 143 millones de migrantes internos.
En los últimos años, la atención sobre los vínculos entre calentamiento global y migración se centraba en los desplazados transfronterizos: personas que se desplazan de un país a otro huyendo de fenómenos naturales extremos. Ahora, el Banco Mundial pone el foco sobre una realidad mucho menos estudiada: los desplazamientos en el interior mismo país.
La migración interna, subrayan los técnicos del Banco Mundial, supondrá el desplazamiento de comunidades internas residentes en zonas con escasa disponibilidad de agua y baja productividad de los cultivos o bien que sean afectadas por la crecida del mar o por el aumento de las tormentas y huracanes a otras con mejores condiciones naturales. “Las áreas más pobres serán las más golpeadas”, concluyen los relatores del informe.