Los parisinos han despertado después de una noche de pesadilla: las llamas han engullido durante horas la Catedral de Notre Dame, uno de los principales iconos de la capital francesa, así como de la cultura europea.

La catedral de Notre Dame, que atrae a casi 14 millones de turistas al año, se encuentra en el corazón de la historia y la cultura francesa como un tesoro de la arquitectura gótica francesa y es un lugar de culto de renombre en el mundo cristiano.

Las autoridades creen que el incendio de Notre Dame tuvo un origen accidental y que está relacionado con las obras de restauración a las que se estaba sometiendo el edificio.

Cinco empresas trabajaban en esa restauración y los interrogatorios de la quincena de empleados que estaban presentes han comenzado.

Unos 400 efectivos de bomberos participaron durante horas en las labores de extinción. Han conseguido salvar las dos torres de la fachada y las paredes externas de piedra. Uno de ellos ha resultado herido de gravedad, la única víctima del siniestro de la que se ha informado.

Para la agonía de muchos, el fuego devoró durante horas ocho siglos de historia de Francia. Con sus torres gemelas, su afilada aguja y un gigantesco rosetón central, el perfil repleto de gárgolas de la Catedral de Notre Dame es tan emblemático y conocido en todo el mundo como el de la mismísima Torre Eiffel.

Fue en Notre Dame donde el infame monarca francés Napoleón Bonaparte se coronó emperador de Francia en 1804.

La catedral sobrevivió a dos guerras mundiales y fue famosa por su gigantesca campana de tenor cuando Francia fue liberada de la ocupación nazi en 1944.

Dos décadas más tarde, fue sede del funeral del héroe de guerra y presidente francés Charles de Gaulle.

Triste por la trágica destrucción de una joya cultural francesa, el presidente Emmanuel Macron se comprometió a reconstruir la catedral.