Olvídate de las exfoliaciones químicas, los estiramientos faciales quirúrgicos, el Botox o cremas carísimas. Puedes obtener una piel fresca y resplandeciente de maneras muy simples.

Las temperaturas extremas, la mala alimentación, el alcoholismo, la contaminación atmosférica o el tabaquismo son los factores externos más comunes que perjudican nuestra piel.

El agua y los minerales que aporta son muy importantes para el cuidado de la piel. Si a la piel le falta hidratación, esta se puede volver seca y áspera. Sin embargo, el déficit puede incluir más nutrientes. Las vitaminas A, C, K y las del grupo B también están muy relacionadas con el cuidado de la piel, las uñas y el pelo.