A un año de haber sido juramentado como presidente de la República, Nayib Bukele y su administración han comenzado a marcar el legado que va a dejar al país.

Desde el primer día, Bukele ordenó cambiar la forma en la que había estado operando el FMLN y suprimió varias instituciones cuyas funciones fueron delegadas a otras carteras del Estado.

La principal novedad fue la inclusión de dos nuevos ministerios y la refundación de uno que había sido eliminado por la última administración del FMLN.

María Chichilco, exguerrillera del FMLN, y Michelle Sol, alcaldesa de Nuevo Cuscatlán, fueron nombradas como ministras de Desarrollo Social y Vivienda respectivamente. Además, Suecy Calleja se convirtió en la primer ministra de Cultura de El Salvador.

El impacto en la población de estas funcionarias fue notorio casi de inmediato revirtiendo acciones que perjudicaban a la población como el puente construido en Morazán, la entrega de títulos de vivienda y el anuncio del cierre del Zoologíco Nacional, que se ha postergado por la pandemia covid-19.

Cinco secretarias eliminadas

El nuevo Consejo de Ministros puso fin a la existencia de cinco secretarías: Inclusión Social; Participación Ciudadana, Transparencia y Anticorrupción, Técnica y de Planificación, la de Gobernabilidad y la de Vulnerabilidad.

El presidente alegó que el trabajo no estaba centralizado y que además del despilfarro de recursos el trabajo tardaba demasiado en surtir efecto en la población.

Hasta la fecha, el único cambio de la actual administración ha sido el de la ministra de Salud, Ana Orellana, quien fue sustituida por Francisco Alabi, algo que demuestra la solidez que el gabinete de Bukele tiene y con el que está trabajando en beneficio de la población.