Nayib Bukele también pactó con pandillas, desde antes de ser alcalde de San Salvador

Para conseguir ejecutar sus proyectos en la capital, la administración municipal de Nayib Bukele negoció con las pandillas e hizo a lo largo de tres años concesiones, que incluyeron dar al Barrio 18 Revolucionarios poder de decisión en la asignación de algunos puestos del mercado Cuscatlán.

Nayib Bukele también pactó con pandillas, desde antes de ser alcalde de San Salvador

Fuentes de su equipo y de las pandillas aseguran también que en febrero de 2015, siendo candidato a la Alcaldía, su campaña entregó dinero a las tres principales pandillas para evitar que lo boicotearan, tal y como en las elecciones presidenciales de 2014 lo habían hecho el FMLN y ARENA.

El sábado 19 de diciembre de 2015 dos líderes pandilleros de la Mara Salvatrucha-13 se enlazaron en una llamada telefónica que estaba siendo escuchada y grabada por la Fiscalía General de la República. Según el registro, eran las 11 de la mañana con 12 minutos y 21 segundos:

—¿Qué ondas, culero? Mirá ve: la onda es que ahorita a traer unos juguetes voy para una fiesta navideña. Voy a ver si le aparto a tus cachorros. Para los dos. ¿O los tres?

—¡Tres son, culero! Tres son, hijueputa, ¿cómo vas a creer que dos?

—Es que el cachorrito vos… Una su pacha le voy a regalar… Y a vos un tu pepe.

(Ríen a carcajadas)

—Perate que te vea, bicho culero, te voy a zampar unas tus tres pechadas.

—Para la alcaldía voy ahorita, culero.

—Va, está bueno. Puta, deciles que queremos la navidad, ¡que queremos la navidad!

—Pues sí, ya te dije: lunes a las 10 en Multiplaza nos vamos a ver todos. Ya sabe el alcalde, culero, ya dijo que simón. ¿No sabés quién soy yo pues, culero?

(Ríen)

—Ve, pues, hijueputa, a pegarte una gran nalgada quiero ir yo.

—Tu madre, culero. Órale, maje.

—Órale.

Y colgaron.

Las autoridades tomaron nota de que el lunes siguiente la Mara Salvatrucha tendría una reunión y siguieron escuchando en secreto los teléfonos de los pandilleros.

Dos días después, el lunes 21 de diciembre, la Policía destinó a dos equipos de agentes encubiertos para espiar la reunión. Sabían que en ella participarían representantes de la Alcaldía de San Salvador y líderes de la Mara Salvatrucha. Mientras tanto, el centro de escuchas telefónicas seguía infiltrado en las comunicaciones de la pandilla.

Por eso sabemos que, aunque el encuentro estaba pactado para las 10 de la mañana, a las 10:19 uno de los pandilleros llamó a otros dos: todos estaban atascados en el tráfico, y el pandillero de mayor rango tenía esperanza de que sus compañeros hubieran llegado ya al restaurante para asegurar el terreno:

—Yo quería que ya estuvieras vos ahí. No vaya a ser que nos metan a algún jura ahí o gente que no conozcás vos.

—Nombre, si solo va el otro vato y mi contacto. Ahí no hay pedo. Esa gente no juega sucio— le tranquilizó el pandillero que había arreglado la cita.

La reunión, tal y como había revelado la escucha del sábado, tendría lugar en la Pizza Hut del centro comercial Multiplaza, en el municipio de Antiguo Cuscatlán. Para disimular, los equipos de seguimiento policial estaban compuestos por dos parejas mixtas —hombre y mujer— vestidas de civil. Cuando los agentes entraron al sitio, la reunión ya había comenzado. Una pareja hizo contacto visual con la mesa en que dos hombres, a los que luego describiría en el acta de la operación como “con aspecto de mareros”, charlaban con otros dos. De estos últimos, uno llevaba en su camisa el logo de la alcaldía capitalina.

Unos minutos más tarde, se sumó al grupo un quinto hombre al que de inmediato los agentes reconocieron como Edwin Ernesto Cedillos Rodríguez, conocido en su pandilla como Renuente, de la clica Abriles Danger Locos Salvatrucha. Es a él a quien la Fiscalía había intervenido el teléfono y a quien tenían perfilado como uno de los más poderosos líderes de la pandilla; integrante de la ranfla en libertad. La Policía le seguía los pasos en el marco de la “Operación Jaque”, con la que pretendían dar un golpe a las finanzas de la MS-13. A día de hoy, ese caso está siendo visto por el Juzgado Especializado de Sentencia C de San Salvador. Hay 87 acusados por 200 delitos, como extorsión, homicidio, lavado de dinero, tráfico de armas y organizaciones terroristas. Ninguno de los acusados es o fue empleado de la Alcaldía.

Los agentes no consiguieron acercarse lo suficiente sin levantar sospechas, y los hombres hablaban en voz baja. Les fue imposible escuchar la conversación. Cuando la charla terminó —duró menos de 40 minutos—, los pandilleros se dirigieron al parqueo del centro comercial y se retiraron en un vehículo negro. Aunque los agentes encubiertos ordenaron a una patrulla cercana que los detuviera para identificarlos, el vehículo negro se perdió en la maraña del tráfico de aquel lunes casi navideño. Entonces, la Policía comenzó a dar persecución a los otros dos.

Uno de ellos abordó una motocicleta pero fue interceptado. Al ser detenido se identificó como Carlos Marroquín, jefe de la Unidad de Reconstrucción del Tejido Social de la Alcaldía de San Salvador. El segundo fue detenido a bordo de un vehículo oficial de la Alcaldía con placas N-2-689, y según consta en el acta policial fue identificado como Mario Edgardo Durán Gavidia, concejal de San Salvador. Durán fue mano derecha del exalcalde Nayib Bukele durante su gestión —de 2015 a 2018—, y era el responsable de asumir como alcalde en funciones cuando el edil tenía que ausentarse del país. Actualmente es parte del movimiento Nuevas Ideas, creado alrededor de la figura de Bukele. La Policía, al igual que a Carlos Marroquín, lo dejó ir sin ninguna acusación en su contra.

Al día siguiente, según revelan las escuchas telefónicas, uno de los pandilleros que asistieron a la reunión notificó a otro que el encuentro fue un fracaso:

—Mirá, con la onda de la Alcaldía, no quisieron aflojar. Ahí te mandé el audio que mandaron.

—¿Qué dijeron?

—Que no, que nos esperemos hasta el otro año dijo el viejo hijueputa ese.

—Va.

—De ahí no quisieron. Ahí tenés el audio que mandaron.

En aquella reunión, la Mara Salvatrucha quiso probar suerte y, de paso, probar al nuevo alcalde, electo diez meses atrás, en marzo de 2015. Habían solicitado diez mil dólares a los representantes de la Alcaldía. A cambio, ofrecían la anuencia a los futuros proyectos de la municipalidad. Los funcionarios les explicaron que eso no era posible. En lugar de dinero, ofrecieron llevar unos materiales de construcción —láminas en su mayoría— para algunas de las precarias comunidades controladas por la Mara.

Pero la MS-13 y la Alcaldía de San Salvador no estaban abriendo un diálogo, sino continuando uno que había iniciado más de un año atrás. Y que continuó durante toda la administración de Nayib Bukele. Via. El Faro.

Nayib Bukele también pactó con pandillas, desde antes de ser alcalde de San Salvador