Un grupo de científicos de la Universidad del Noroeste, en Estados Unidos, descubrió un nuevo punto débil en la famosa proteína Spike (S) o proteína de la espícula, la gran molécula a través de la cual el SARS-CoV-2 reconoce a las células humanas y se adentra en ellas. A partir de esto, se podría buscar nuevos tratamientos para contrarrestar a la enfermedad.
Los investigadores, a través de simulaciones que reprodujeron la proteína a una escala de nanómetros (una millonésima de un milímetro), analizaron una región con carga positiva, conocida como sitio de escisión polibásico.
Esta zona se encuentra a una distancia de 10 nanómetros del sitio de reconocimiento de la proteína S, el punto exacto en el que la molécula se une a las proteínas humanas. Esta escisión permite que la unión entre la proteína de la espícula y los receptores de las células humanas, con carga negativa, sea fuerte. Por eso, diseñaron una molécula negativa con capacidad para unirse a esa parte, bloqueando así la habilidad del SARS-CoV-2 de unirse a células humanas.
“Nuestro trabajo indica que bloquear este sitio de escisión puede ser un tratamiento profiláctico viable que disminuya la habilidad del virus para infectar a humanos”, recalcó Monica Olvera de la Cruz, directora de la investigación.
“Además, nuestros resultados explican estudios experimentales que mostraban que las mutaciones de la proteína de la espícula afectaban a la transmisibilidad del virus”, agregó. Ahora, varios equipos planean trabajar con químicos y farmacólogos para desarrollar un nuevo tratamiento que se una a esta región de la proteína de la espícula.