El equipo de la Unidad de Vida Silvestre del Instituto de Bienestar Animal implementó dinámicas para reducir el estrés, la depresión y las enfermedades que están asociadas al encierro en los animales que aún habitan en el exzoológico, las cuales garantizan el bienestar de los ejemplares.

La bióloga Anasteli Mártir realiza rondas en el ahora Centro de Resguardo Temporal de Vida Silvestre para revisar a los ejemplares que aún habitan el recinto e incorporarles enriquecimientos ambientales y alimenticios, dinámicas que promueven la conducta natural en especímenes que viven bajo el cuido humano.

En el recinto, se encuentra Yareth, un tigre que tiene nueve años y que llegó al exparque como una donación. A este felino le encanta el agua, pero en esta oportunidad, la bióloga colocó pelotas dentro de su estanque para mejorar su conducta y enriquecer sus actividades motrices.

Según detalló la institución, la curiosidad y el recelo fueron evidentes. Yareth merodeó la alberca hasta que decidió entrar al estanque para ver más de cerca las esferas. Pasaron varios minutos antes de que comenzara su interés o acecho a ellas, hasta que por fin Yareth las olfateó, las tocó con sus enormes patas y  las tomó con su inmensa boca.

“Si uno no estimula la conducta natural puede llegar la depresión, y esto es una manera de prevenir enfermedades físicas y psicológicas. Nosotras, las biólogas, de acuerdo con el conocimiento que tenemos de cada especie, así decidimos incorporar los enriquecimientos y los compartimos con los médicos veterinarios, y ellos nos dan el aval para ponerlos en práctica”, comentó Mártir.

Comprometidos con el cuido de los animales, el personal del recinto también le ha colocado troncos de madera o cocos secos para que el tigre pueda afilar sus garras y dientes; asimismo, cajas de cartón para que se entretenga, las arroje y rompa.

«Estoy contento con el equipo porque están haciendo un muy buen trabajo en darle un enriquecimiento conductual y alimenticio a estas especies. Esto irrumpe en una posible monotonía. Sabemos que para medir los cambios en el comportamiento debe hacerse a largo plazo, pero sí puedo asegurar que los ejemplares van acostumbrándose a estas dinámicas», explicó el jefe de la Unidad de Vida Silvestre, Alejandro López.