A sus 91 años Doña Ana María Raymundo Ramírez, viaja desde San Pedro Perulapán en Cuscatlán hasta el Centro Histórico de San Salvador para vender sus canastos de mimbre y plásticos.

Por la pandemia de Covid-19 dejó de llegar hasta la capital a ofrecer sus productos, dice que dejó por un rato solos a sus clientes.

En el Café Fulanos le permiten que exponga su venta en la entrada principal, ella busca en un poste de alumbrado un poco de sombra para no aguantar el sol de octubre, la carga de vitamina D la mantiene activa y sonriente para la sesión improvisada de fotografías.

Doña Ana María no usa teléfono móvil, si la quieren conocer y de paso comprar una "tumbillita" la pueden buscar en el Centro Histórico de la capital.

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