Agente de la Policía Nacional Civil, Edwin Edgardo Orellana, fue condenado a seis años de prisión por haber facilitado la fuga de diez pandilleros que estaban recluidos en las bartolinas de la delegación policial de San Francisco Gotera, Morazán.

Esa fuga que se concretó el primer día de 2017, provocó hasta estado de alerta en Guatemala, debido a que unos medios publicaron que los fugados huyeron hasta ese país.

Según la Fiscalía General de la República, al agente le fueron comprobados los delitos de cohecho propio -recibir sobornos- y tráfico de objetos prohibidos, ya que introdujo un celular y una sierra a esas bartolinas policiales.

Fiscales de la Unidad de Patrimonio Privado de la oficina de San Francisco Gotera, detallaron que a Orellana, el Juzgado de Sentencia le impuso seis años de cárcel; tres años por cada uno de los delitos.

Las investigaciones fiscales demostraron la responsabilidad del imputado, con las pruebas vertidas en el juicio, como la declaración de un testigo con beneficios penales, bitácoras de llamadas telefónicas y los informes de los roles de turnos del incriminado como bartolinero, los cuales coinciden con las fechas en que se introdujeron los objetos. Este bartolinero estaba de “guardia” el 1 de enero de 2017, cuando se fugaron los pandilleros.

Los fiscales demostraron que Orellana, introdujo el 18 de diciembre de 2016, un celular por lo que recibió $100.

El aparato telefónico fue utilizado por los pandilleros para coordinar la introducción de una sierra el 25 de diciembre de 2016. Con esa herramienta los presos pudieron cortar los barrotes de una de las celdas, y luego tuvieron el apoyo logístico para darse a la fuga.

En el juicio los fiscales comprobaron que por haber facilitado esas acciones delictivas, el agente policial recibió un soborno de $5,000 el 26 de diciembre en las proximidades de la sede policial.

La huida de los diez terroristas se concretó el 1 de enero de 2017, en horas de la madrugada, entre los que se fugaron estaba un cabecilla de las MS13, Cristian Eduardo Cardona Sánchez.

Según relató la Policía en esa oportunidad, para poder hacer un hoyo en la pared, sin ser escuchados, durante varias semanas los reos cantaban alabanzas y aplaudían para evitar que los custodios se percataran de los golpes a los barrotes y pared.