"Sexting" entre adolescentes, una práctica en aumento

Uno de cada siete jóvenes envía mensajes de contenido sexual (eróticos o pornográficos) y uno de cada cuatro, los recibe.

Desde 2009, la prevalencia del sexting, práctica de riesgo que consiste en compartir electrónicamente material sexualmente explícito, se ha incrementado exponencialmente.

Según un meta-análisis publicado a finales de febrero en la revista JAMA Pediatrics, un número considerable de jóvenes menores de 18 años participan o han participado en prácticas de sexting en algún momento; en concreto 1 de cada 7 (15%) enviando material sensible y 1 de cada 4 (27%), recibiéndolo.

Si bien la prevalencia de sexting fue mayor entre adolescentes de más edad y en dispositivos móviles versus ordenadores, el estudio pone sobre la mesa una cuestión a la que prestar especial atención: la entrada de preadolescentes de entre 10 y 12 años en las prácticas de sexting, un grupo de edad que para Jorge Flores Fernández, experto en el uso seguro de las TIC y fundador en 2004 de PantallasAmigas, es especialmente vulnerable.

“El aumento de la prevalencia y la práctica a edades más tempranas tiene que ver con que actualmente hay una mayor disponibilidad de la tecnología: tenemos más dispositivos portables, cada vez más baratos y con conexiones también cada vez más económicas, por lo que las limitaciones que podían existir antes ahora no están. Por otro lado, la edad de uso de la tecnología está disminuyendo y esto afecta a que los adolescentes entren antes a este tipo de prácticas de riesgo; pero no lo hacen tanto por una cuestión de tipo sexual sino más bien como una forma de travesura, por llamar la atención o por aburrimiento. Al final tienen tanta disponibilidad que acaban haciendo cosas que quizás no harían si no existieran tantas facilidades”, coemtó Jorge Flores.

Riesgos del Sexting

Son múltiples los riesgos potenciales derivados de la práctica del sexting. Entre otros, ocurre que si algo se hace en privado y trasciende a lo público, el derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen se ven vulnerados. También, como menciona Jorge Flores, este tipo de prácticas pueden ser un indicador de víctima potencial para depredadores sexuales en el sentido de que “son personas que realizan prácticas de riesgo”, lo que las pone en el punto de mira. Detrás del sexting se encuentran casos de venganza, abuso y chantaje económico, emocional o sexual que, en el caso de las niñas o adolescentes, aumentan en cierto modo la victimización por lo arraigado de determinados estereotipos o tópicos en lo social.