Periodistas mexicanas víctimas de acoso sexual “Tuve que elegir entre denunciar o conservar mi empleo”

La CIDH alerta del aumento de violencia contra las comunicadoras en toda América Latina: desde el ciberacoso hasta los feminicidio

Periodistas mexicanas víctimas de acoso sexual “Tuve que elegir entre denunciar o conservar mi empleo”

"Cuando conducía el programa Los Protagonistas, de TV Azteca, me pidieron que me sentara con un vestido extremadamente corto, que cruzara la pierna y levantara el muslo para hacer una toma especial. Me negué rotundamente", contaba la periodista deportiva Rebeka Zebrekos en Vice en octubre de 2017, después de ser despedida por no ceder ante el acoso sexual que vivió en el trabajo.

La historia que cuenta Zebrekos no se trata de un caso aislado, forma parte de los diferentes tipos de violencia machista a los que se encuentran expuestas las comunicadoras en Latinoamérica, según un informe de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

La organización señaló que en 2017 el 19% de los periodistas asesinados en el mundo eran mujeres, la violencia más extrema a la que se ven sometidas las periodistas pero no la única. Miradas lascivas, tocamientos, comentarios de tipo sexual sobre su aspecto, peticiones sobre la vestimenta -como le sucedió a Zebrekos-, ciberacoso, hasta llegar a las agresiones sexuales directas.

Según una encuesta de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) a 400 comunicadoras de más de 50 países, el 48% de ellas dijo haber sufrido alguna forma de violencia de género en el trabajo, esto es casi una de cada dos mujeres. Otro estudio hecho por la International Women's Media Foundation, realizado entre 2017 y 2018 entre 597 mujeres, reveló que el 63% ha sido amenazada o acosada en línea, el 58% en persona y el 26% de casos las periodistas sufrieron ataques físicos.

En México, según una encuesta en línea hecha por Periodistas Unidas Mexicanas (PUM), un grupo de comunicadoras pertenecientes a diferentes medios y ámbitos del periodismo en el país, señala que el 73% de las mujeres consultadas (de un total de 392) reconoció haber sufrido alguna situación de acoso sexual en su trabajo. Principalmente el acoso se produce dentro de las redacciones a mujeres entre los 26 y los 35 años. El 63% de ellas señaló que fue por parte de un compañero directo, mientras que el 49% dicen que fue un jefe o superior. El acoso también se produce fuera de las oficinas, en la calle. Reporteras y fotógrafas señalaron a una fuente o persona entrevistada como su acosador.

"No queremos seguir trabajando si los editores condicionan la publicación de nuestras notas a que salgamos con ellos. No queremos que nuestras fuentes nos vuelvan a pedir hacer una entrevista en su cuarto de hotel. No queremos tener que cuidarnos del colega acosador que se sienta al lado en la redacción", dicen desde la colectiva PUM.

El grupo de comunicadoras considera que el acoso sexual del que son víctimas afecta a la libertad de expresión y a la calidad de su trabajo. El 61% de las preguntadas reconoció que vivir este tipo de violencia impactó en su desempeño profesional. “Estoy más concentrada en protegerme del acosador que en buscar la nota”, expresó una de las mujeres encuestadas.

“En muchas juntas editoriales es difícil hablar sobre la violencia de género y machismo. Simplemente, la palabra feminismo casi no es mencionada porque sabes que habrá un rechazo colectivo general”, explican en entrevista con Verne.

Desde la CIDH emplazan a que los medios de comunicación adopten medidas para garantizar la seguridad de las mujeres periodistas frente a riesgos basados en el género y consideran “preocupante” que la mayoría de empresas de comunicación “no cuenten con protocolos o reglas internas que atiendan adecuadamente las necesidades de las periodistas víctimas”, dice el informe y señala que “siguen prevaleciendo los mecanismos de ‘mediación’ interna en lugar de recursos efectivos que permitan la protección de la víctima y el establecimiento de responsabilidades al perpetrador”, algo que puede generar impunidad y genere más violencia en contra de las periodistas, lo que las puede empujar a no denunciar el acoso.

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