Mujeres de Texas forzadas a viajar fuera de su estado y a esperar semanas para abortar

Mujeres de Texas forzadas a viajar fuera de su estado y a esperar semanas para abortar

En una pequeña clínica de Luisiana, a cinco horas en auto de su casa en el vecino estado de Texas, Shayla espera su ansiada cita para abortar.

«Llevo intentándolo básicamente desde las seis semanas», dice a la AFP, y explica que ahora está en su 13ª semana de embarazo.

El 1 de septiembre de 2021 entró en vigor en Texas una de las leyes antiaborto más restrictivas de Estados Unidos, que prohíbe todas las interrupciones del embarazo a partir del momento en que se detecta un latido en el vientre materno, es decir, a las seis semanas de gestación.

Texas es el segundo estado más poblado del país, con unos 30 millones de habitantes.

Las clínicas de los estados vecinos se inundaron rápidamente de pacientes que buscan practicarse un aborto, lo que elevó el tiempo de espera para el procedimiento.

Planned Parenthood, un grupo que aboga por el derecho al aborto y gestiona clínicas a lo largo del país, reportó en febrero pasado un aumento de 800% en pacientes provenientes de Texas que visitaban las clínicas de aborto estudiadas en Oklahoma, Nuevo México, Kansas, Colorado y Missouri.

Pero en las clínicas de Planned Parenthood en Oklahoma, el incremento estuvo cerca del 2.500%.

«Una vez que una mujer decidió que no puede seguir con el embarazo, retrasar la atención para interrumpir el embarazo es cruel», dijo Kathaleen Pittman, administradora en el Hope Medical Group for Women en Shreveport, Luisiana, donde Shayla espera por su procedimiento.

Espera estresante

«Vemos muchas lágrimas, muchas mujeres que se sienten muy desesperadas», agregó Pittman.

«A la mayoría de ellas, tenemos que decirles que todo lo que hagan para tratar de perjudicar el embarazo (por su cuenta) ciertamente les va a perjudicar más».

En esta mañana de abril, hay una fila constante de pacientes: algunas vienen del interior del estado, otras de Texas o Misisipi. Muchas están acompañadas por alguien responsable de llevarlas a casa después de su aborto, y en ocasiones, de cuidar a sus hijos durante el procedimiento.

El teléfono de los recepcionistas no para de sonar.

Una media docena de empleados a cargo de atender las llamadas repiten el mismo mensaje: «No podemos agendarle una cita en este momento. Debe registrarse en la lista de espera».

Unas dos semanas después, la clínica se comunicará con las pacientes para pautar, y en una o dos semanas más se llevará a cabo la primera de dos citas obligatorias que exige Luisiana para que un aborto se practique.

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