En autobuses, llegan a la región fronteriza a solicitar asilo político. Denuncian una cacería por parte del gobierno de Ortega, que ha dejado ya más de 300 muertos.

"Si participas en una protesta o marcha pacífica, el gobierno te anda cazando con sus paramilitares", denuncia uno de los refugiados. "Yo soy de Masaya Catarina y he estado fuera de mi casa desde hace un mes, huyendo porque el gobierno nos está cazando. Ya han matado a mucha gente".

Acusados de participar en las protestas, algunos prefieren ocultar su rostro por miedo a las amenazas y persecuciones.

"¿Cómo voy a salir adelante en este país en esta situación en la que estamos, cómo voy a alimentar a mis hijos, cómo voy a alimentarme si ni siquiera tengo una forma decente de trabajar? Porque si estás en la calle, pueden matarte, robarte, atacarte. Entonces, ¿que vamos a hacer? Tenemos que dejar nuestro país para ir a otro lado y buscar nuevos horizontes".

Entre 100 y 150 personas cruzan cada día esta frontera, por lo que el Gobierno costarricense se ha visto obligado a lanzar un plan de contingencia para gestionar un flujo migratorio creciente y ha abierto dos campos al norte y al sur del país con capacidad para acoger a unos 2000 refugiados.