Internacional: Jornaleros en Brentwood "Si no nos mata el virus, nos mata el hambre"

Jornaleros indocumentados salvadoreños, hondureños y guatemaltecos localizados en Brentwood, se ven muy afectados por la crisis del coronavirus
Internacional: Jornaleros en Brentwood "Si no nos mata el virus, nos mata el hambre"

Recorriendo los dos condados de Long Island buscando conocer de primera fuente como está impactando el coronavirus en la comunidad hispana, encontramos que unos de los grupos más vulnerables a la actual pandemia son los trabajadores conocidos como “jornaleros”.

Estos inmigrantes se paran a diario en calles y esquinas del condado de Suffolk para tratar de conseguir algún empleo temporal que les permita cubrir sus necesidades básicas de comida y vivienda, aunque eso -por ahora- implique tener que arriesgarse a un posible contagio del peligroso COVID-19.

Jornaleros indocumentados salvadoreños, hondureños y guatemaltecos localizados en Brentwood, se ven muy afectados por la crisis del coronavirus y desde la sombra del anonimato ellos piden urgente ayuda a los líderes comunitarios locales porque ya no tienen en dónde desempeñar sus oficios y mucho menos qué comer.

Esto nos dijeron:

“Esta difícil la cosa, pedimos que nos ayuden porque imagínese estar en casa y no hay comida … entonces cómo nos vamos a quedar, nosotros tenemos que salir a buscar la comida como sea, pedir a los amigos o ver una ayuda o algo así … Asi cómo vamos a estar en casa … ¡Si no nos mata el virus, nos mata el hambre! … Un inmigrante tiene que salir a buscar comida … ¿Quién ayuda a los inmigrantes acá?, solo ayudan a los que tienen ‘papeles'”.

¿Ustedes saben de personas de aquí que estén infectados o enfermos de coronavirus?

“Se de algunos que están contagiados pero no se donde viven, solo los conozco de vista, parece que están en el hospital, la verdad es muy duro todo esto … A nosotros nos gustaría quedarnos en casa para protegernos pero uno como inmigrante no consigue nada, ¿qué se hace entonces ?”.

¿Ustedes han sufrido un cambio drástico en su trabajo desde que comenzó el virus?

“En todo ha cambiado, tenemos amigos que estaban trabajando cortando grama (césped) y les dijeron que se vayan para su casa, igual otros en construcción porque se podían contagiar o desmayarse, les dijeron”.

Bajo las actuales circunstancias de escacez y peligro latente de contraer el coronovirus, los jornaneleros en Brentwood afirman con pesar que la motivación que les hizo dejar su natal Centroamérica y venir a los Estados Unidos se está esfumando. “El Sueño Americano se va abajo”, manifiestan.

“Si uno no trabaja no hay ‘Sueño Americano’, sin trabajar de qué uno vive aquí … Talvez es mejor estar allá (en sus países de origen), allá uno no paga renta, aquí se paga por todo, se pagan ‘biles’ (servicios básicos), aquí si debes la renta te tocan la puerta, hay que pagar el teléfono porque sino no te comunicas con nadie … Es cara la vida acá”.

No muy lejos de ahí, otro sacrificado jornalero se queja de que los centros comerciales, supermercados y negocios del área se aprovechan de la situación de emergencia por el COVID-19 y han subido los precios de los productos indispensables que la gente necesita.

“Nos están cobrando mucho, lo que no es, en esta crisis no hay trabajo … ¿Cómo vamos a pagar 10 dólares por agua cuando vale menos? … ¡Esto no tiene lógica! … Ahorita se supone que tenemos que echarnos la mano y ayudarnos unos a otros”, remarca.

En nuestro diálogo con los jornaneleros centroamericanos ellos denuncian que han visto que las ambulancias no recogen a los hispanos que requieren ir a un hospital local, una preocupante realidad que -según ellos- refleja la discriminación racial en Long Island.

“¿Por qué las ambulancias no llevan al hospital a personas hispanas que están con el virus y -por el contrario- los dejan en casa? ¿Por qué no lo hacen? ¿Por qué a los americanos blancos sí los llevan y al hispano no?” se pregunta José Arias, inmigrante de Honduras que trabaja como jornalero en Brentwood.

“Se lo digo a Usted porque esto ya pasó, donde yo vivo murieron dos personas hispanas, llamaron a la ambulancia y no se los llevaron, esto no es bueno”, sostiene Arias que a diferencia de sus compañeros jornaleros, se encuentra en condición legal en los Estados Unidos y cuenta con un seguro médico.

“Con lo que ha pasado ver al hispano así, pienso que lo han visto como ‘basurita’, lo han titado como a morir y al blanco le han apoyado, lo digo porque yo viví esto en mi casa … Me siento con mucho dolor por las personas que han muerto, van mis respetos para ellos”.

 

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