Iglesia argentina prohíbe a los curas tocar a los niños para prevenir abusos

La Arquidiócesis de Paraná, involucrada en al menos dos casos graves de pedofilia, elabora un crudo protocolo de comportamiento

Los curas bajo el mandato del Arzobispado de Paraná, en la provincia argentina de Entre Ríos, no pueden tener contacto físico con niños, tienen prohibido compartir con ellos habitaciones de hotel o cualquier otro sitio y cuando escuchen sus confesiones tendrán que dejar la puerta de la sacristía abierta. Si deben viajar en auto con un menor, el sacerdote procurará la presencia de otro adulto. El listado pertenece a un protocolo de buena conducta elaborado por las autoridades eclesiástica para prevenir abusos sexuales, una solución de emergencia ante la sucesión de hechos de pedofilia grave en esa arquidiócesis del interior del país, donde se agrupa casi medio millón de fieles.

El protocolo no tiene antecedentes en la Iglesia argentina y tiene como objetivo limitar al máximo la posibilidad de contacto físico entre los sacerdotes y los niños de la comunidad. Las normas rigen también para la protección de adultos vulnerables. El listado es directo y crudo en sus recomendaciones, para que no queden dudas. Se titula Normas arquidiocesanas de comportamiento en el trato con menores de edad y adultos vulnerables, y uno a uno enumera los comportamientos que están prohibidos. Fue presentado por el obispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, sin mucha pompa, pero su contenido fue publicado en la web para que todos puedan verlo.

Los sacerdotes saben ahora que no podrán “realizar cualquier insinuación, comentario o chiste sexual”, “poseer o exhibir cualquier material sexual o pornográfico” o “involucrarse en conductas sexuales secretas o manifiestas”, con menores de edad. El contacto físico también está terminantemente prohibido, y si “es el menor o el adulto vulnerable quien inicia gestos como un abrazo, la respuesta debe ser sobria, breve y apropiada, y siempre en lugares públicos y delante de otras personas”.