Las Organizaciones No Gubernamentales fueron en campaña uno de los blancos preferidos de las diatribas de Jair Bolsonaro. Como presidente de Brasil, les ha dedicado uno de sus primeros decretos. El ultraderechista pretende vigilar más de cerca a las ONGs, en línea con otros Gobiernos nacionalpopulistas.
Su financiación estará rígidamente controlada, ha declarado este lunes el presidente sobre una medida que está dirigida, principalmente, a las que trabajan con los pueblos indígenas de la Amazonia. El mandatario tuiteó hace unos días que estos brasileños están “explotados y manipulados por las ONG”.
La tarea de “supervisar, coordinar, monitorear y acompañar las actividades de los organismos internacionales y las ONG en territorio nacional” recae en un ministro, el general retirado Carlos Alberto dos Santos Cruz, al frente de la secretaría de Gobierno, que ha explicado que el objetivo es verificar que estas organizaciones cumplen su papel de complementar el trabajo gubernamental. Todo con la intención, según ha declarado a G1, el portal del grupo Globo, de “optimizar el uso del dinero público”. El Gobierno Bolsonaro ha prometido encoger el Estado y eliminar infinidad de gastos que considera superfluos.